Corta historia de la banca - Parte 5
Auge y caída del patrón oro. Cómo el oro le ganó el pulso a la plata. La influencia de las guerras en Europa sobre la política monetaria. Acuerdos de Bretton Woods y nacimiento del FMI y el BM. El dólar estadounidense como moneda del mundo. Surgimiento del dinero fiat.
Patrón oro
Cuando los bancos empezaron a emitir billetes, su valor representaba una cantidad «x» de oro o plata que guardaban en sus bóvedas. Vos podías llevar tu billete al banco y pedir su equivalente en oro o plata. Esto es lo que le daba confianza al sistema. Recordemos que antes de la aparición de los billetes de papel, la moneda sólo la acuñaban los encargados del rey / emperador / gobernante, y usualmente valían «su peso en oro» o en plata.
Después de varias crisis, se dejó de usar los metales como respaldo, y la moneda pasó a estar respaldada simplemente por la confianza que tenemos todos en que esos papeles valen como moneda. Llegar a esa confianza cuesta mucho tiempo, porque toda la sociedad tiene que estar de acuerdo en que esos papeles sirven para: intercambiarlos por bienes y servicios, ahorrar y firmar contratos a futuro. Para eso, el papel moneda tiene que tener un valor relativamente estable en el tiempo, luego su impresión (o creación electrónica) tiene que tener reglas claras y estar en manos de unos pocos, porque el humano, ante el deseo o la necesidad, siempre exagera.
Cuando los bancos centrales empezaron a emitir papel moneda, no había todavía una hegemonía entre el oro y la plata como respaldo. Algunos países usaban más el oro, otros más la plata. Inglaterra, que como ya vimos se había convertido en el líder del mundo financiero, lideró también esta innovación. La idea de usar ambos metales como back up (sistema bimetálico) fue descrita por Isaac Newton en un ensayo de 1717. La idea de usar sólo oro (patrón oro) fue formulada en 1752 por el filósofo David Hume, uno de los padres del empirismo y una de las mayores influencias de Adam Smith. Gran Bretaña la adoptó gradualmente y la formalizó definitivamente en 1852. La formalidad no duró mucho.
Veamos las crisis que causaron el auge y la caída del «patrón oro». Lo hacemos siguiendo lo contado por Jorge Pérez Ramírez en su libro Vidas Paralelas: la banca y el riesgo a través de la historia, especialmente en sus secciones El camino hacia el monopolio de emisión y Auge y caída del patrón oro. (Podés descargar el libro completo en PDF, aquí.)
Un patrón que hemos visto en todos los hitos bancarios se repite: las guerras y el deseo de conquista.
- Entre 1870 y 1871 se libró la guerra franco-prusiana. En ella murió finalmente el Imperio Francés y renació su República, y en ella nació el Imperio Alemán. La crisis que causó hizo que el Banco de Francia, que usaba el sistema bimetálico, suspenda sus pagos; y que Alemania, que al igual que América Latina usaba la plata como reserva, adopte el patrón oro, empezando un efecto dominó. «Todo ello contribuyó a fortalecer al Banco de Inglaterra como referente fundamental del sistema financiero internacional, y a considerar la libra esterlina como la moneda preferida cuando un banco no podía obtener todo el oro que deseaba». Francia perdió la guerra territorial y la guerra por el dominio del mundo financiero.
- Producto de la guerra anterior, Alemania, Austria-Hungría e Italia habían firmado un pacto para defenderse mutuamente (Triple Alianza); y lo mismo hicieron Francia, Rusia y Gran Bretaña (Triple Entente). En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial (WW1), que enfrentó ambas alianzas. Francia había quedado picada de que Alemania se haya declarado un imperio en su casa, en el Palacio de Versalles, y al final de la WW1, en el mismo Versalles, se firmó que Alemania fue la perdedora y que era la única que tenía que pagar por «daños y perjuicios».
- Con las guerras siempre vienen crisis financieras. En Europa, el miedo en los mercados de capitales provocó que la gente busque protegerse redimiendo sus títulos y depósitos por el oro y billetes al que correspondían, no vaya a ser que los bancos suspendan sus pagos en cualquier momento (cuando hay incertidumbre, la gente prefiere «plata en mano»). La guerra empezó formalmente el 28 de julio. Apenas tres días después ya se había desatado el pánico financiero total: «Las cancelaciones de depósitos bancarios provocaron la venta masiva de títulos por parte de los bancos ingleses en su deseo de obtener liquidez, lo que finalmente se tradujo en el cierre de la Bolsa de Londres, el día 31 de julio. Al día siguiente se prohibió la exportación de oro, mientras el gobierno inglés ofrecía apoyo a los bancos privados mediante una especie de billetes de Estado (currency-notes), para cuya reintegración se destinó un fondo especial de oro». Muchos países, para proteger sus monedas y reservas, abandonaron el patrón oro y las presiones para que también lo hiciera Inglaterra fueron grandes.
- Cuando terminó la WW1 en 1918, los depósitos de oro que había dispuesto el gobierno inglés no alcanzaban a cubrir totalmente las currency-notes emitidas. Lo que siguió fue inflación: la moneda perdió valor porque no podía cumplir lo prometido. A eso sumemos una escasez de oro en el mercado.
- Con el patrón oro «herido de muerte», se propuso que los países puedan tener sus reservas ya no sólo en oro, sino también una parte en billetes de países que todavía podían mantener el patrón oro. Esto se llamó el «patrón de cambio oro» o Gold Exchange Standard, se aprobó en 1922 en Génova. Aquí entra en juego el dólar estadounidense, que junto con la libra esterlina eran las monedas que tenían las más grandes reservas de oro.
- Como Estados Unidos le había vendido armas a un montón de países de Europa que ahora no le podían pagar, les prestó plata en dólares para que cubran sus deudas y para que acomoden sus economías. Así empezó a establecer su hegemonía financiera y acumuló la mayor reserva de oro del mundo.
- Los países europeos, además, no sólo mantuvieron reservas en dólares, sino que las mantuvieron físicamente en Estados Unidos: «es fácil imaginar la masa de fondos líquidos que se acumularon en USA. Para no mantener improductivos estos depósitos a la vista, los bancos estadounidenses concedieron préstamos, naturalmente a corto plazo, lo que generó una situación monetaria y bancaria delicada e inestable, destinada a derrumbarse al primer pánico y a suscitar una nueva crisis financiera». Vemos, otra vez, el deseo y la ambición traducidos en especulación.
- En 1929 llegó el Crash de la Bolsa de Nueva York. Al poco tiempo, en Londres se desató otra caída, producto de una gran crisis en Alemania. Los germanos seguían pagando sus aventuras en la Primera Guerra Mundial; se habían recuperado un poco, pero pronto sus bancos entraron en cese de pagos. Pasa que antes del Crash, el alza financiero en Nueva York era tan bueno que ya no convenía prestarle plata a los alemanes; todo el mundo prefería invertir en Estados Unidos. En 1931 los bancos alemanes empezaron a quebrar y a pedir sus reservas que tenían en el Banco de Inglaterra, que estaba muy expuesto a un problema de este tipo en Alemania. Esto generó una corrida bancaria en Gran Bretaña y la libra volvió a perder valor. Londres tuvo que acudir a Estados Unidos y Francia como prestamistas, pero la situación no se resolvió.
- Finalmente en 1931 «Inglaterra abandonaba el patrón cambio oro y se inició una depreciación de la libra que contribuyó aún más al desorden y confusión monetaria. Las órdenes de transferencias de capitales de unos países a otros se intensificaron, así como las demandas de oro. Los bancos centrales europeos, que tenían depósitos en dólares en los bancos de Estados Unidos, comenzaron a retirarlos transformándolos en oro. Los depositantes estadounidenses, llevados por el pánico, comenzaron también a retirar sus depósitos, convirtiendo sus billetes en oro... Esta manía de liquidación de depósitos en masa, superiores a las posibilidades reales de los bancos, agudizó aún más la ya de por si grave situación económica, acelerando las quiebras bancarias en muchos países, lo que causó una fuerte contracción del crédito y una caída del consumo que afectó a una gran cantidad de empresas. El colapso de la economía mundial fue impresionante». Entramos a la Gran Depresión.
- Japón e Inglaterra, que habían devaluado su moneda, impulsaron la exportación de sus productos y fueron los menos heridos en la crisis. Los países que todavía se mantenían fieles al oro se vieron muy perjudicados y, al final, «21 países siguieron el ejemplo de Inglaterra y abandonaron el patrón oro, mientras que los gobiernos de 30 naciones establecieron controles de cambios y políticas de contingentes».
- Dos años después (1933) hubo otro pánico financiero en Estados Unidos: «para tratar de atajar las retiradas de depósitos, se produjo el cierre de todos los bancos, incluida la Reserva Federal, tras la toma de posesión del nuevo presidente Franklin D. Roosevelt». Los bancos no pudieron volver a abrir hasta que su solvencia fuera verificada; en algunos estados no hubo actividad bancaria hasta por cuatro meses. «El 1 de abril de 1933 Estados Unidos abandonó el patrón oro». Un año después, «Roosevelt anunciaba un incremento oficial del precio del oro», devaluando el dólar un 69%. Mucha gente compró oro en otros países para venderlo a Estados Unidos, o para «acumular y conservar sus patrimonios». Las importaciones estadounidenses florecieron otra vez, como sus reservas de oro.
- En 1936 Francia, política y financieramente desestabilizada, abandonó finalmente el patrón oro. Firmó un Acuerdo Tripartito con Inglaterra y Estados Unidos que «suponía el compromiso de los tres gobiernos de cooperar para alcanzar el mayor equilibrio posible en los tipos de cambio entre las tres monedas». Pero esto incrementó todavía más el flujo de oro a Estados Unidos: «los inversores europeos que habían acaparado oro porque desconfiaban de sus monedas empezaron a cambiarlo por dólares y a comprar títulos en la bolsa de Nueva York».
Con todo lo anterior, el oro dejó de ser «la base del crédito para la economía».
Bretton Woods, FMI y BM
(Basado en la sección sobre Los efectos de Bretton Woods del capítulo 4 del libro.)
En 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial (WW2), que traumó y transformó el mundo. En 1944, diez meses antes de la rendición alemana, ya no fueron 3 sino 44 los países que se reunieron en Bretton Woods, New Hampshire (USA) en la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas (que no es lo mismo que la ONU, que nació en 1945). Los países pensaban que «los problemas monetarios internacionales deberían resolverse mediante algún tipo de acuerdo, o de institución monetaria internacional con suficiente autoridad, lo que inevitablemente supondría la necesidad de un compromiso entre la política económica interior y exterior de cada país». De los Acuerdos de Bretton Woods nacen el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF o BIRD: Banco para la Reconstrucción y el Desarrollo), la piedra fundacional del Banco Mundial (BM).
A la Conferencia llegaron los ingleses con un plan monetario ideado por el afamado economista John Maynard Keynes, y los estadounidenses con un plan ideado por el jefe del Departamento del Tesoro Harry Dexter White. El plan de Keynes involucraba la creación de una moneda mundial (bancor) respaldada por depósitos de oro, y un banco con un funcionamiento «análogo al de un banco comercial; el hecho de que los países con superávit aceptasen no retirar sus recursos sería equivalente al uso de los depósitos de los clientes en un banco para conceder préstamos». Un banco para manejar las balanzas comerciales, los préstamos y las transacciones entre países, con el bancor (respaldado por reservas de oro), y no el dólar, como moneda intermediaria. El plan de White «consistía en la creación de dos instituciones para impedir la interrupción de los tipos de cambio y el colapso del sistema monetario y crediticio; asegurar la recuperación del comercio exterior y proporcionar capital para la ayuda y la recuperación económica». Esas dos instituciones son el FMI y el BM, de los cuales White es el major architect.
El FMI «se concibió como un mecanismo para promover la estabilidad de los tipos de cambio, evitar devaluaciones con fines competitivos y establecer un sistema multilateral de pagos entre los países»; sus préstamos sólo podían ser de corto plazo. El BM «fue concebido como una entidad complementaria del FMI, su finalidad sería promover la financiación a largo plazo». Esta división se hizo teniendo en mente el descalabro financiero que causó la quiebra de Alemania en la década de 1920, problema al que algunos bancos estaban muy expuestos.
Lógicamente, los préstamos para la recuperación económica serían en dólares, así como el capital para fundar ambas instituciones (aproximadamente 15.000 millones para las dos). En suelo norteamericano, al final se impuso la propuesta local, y Estados Unidos volvió a usar su moneda como la base de los préstamos para la reconstrucción europea.
El European Recovery Program, una iniciativa de los Estados Unidos, es popularmente conocido como Plan Marshall en honor al Secretario de Estado George Marshall, diseñador y principal propulsor del plan. Al final, sus ideas triunfaron y «el Congreso estadounidense votó hasta 13.000 millones de dólares para ayudar a la reconstrucción de Europa occidental. El Plan Marshall incluía el que cada país europeo beneficiario podía escoger un banco estadounidense para gestionar las transferencias y negociar créditos privados; los bancos más beneficiados fueron el Chase, el Citi y el Bank of America». Desde entonces el dólar estadounidense es la moneda común del mundo, y a Estados Unidos se le sigue reclamando la intervención en Europa en defensa del mundo occidental.
Lo que «los países pensaban» al llegar a estos acuerdos y fundar estas instituciones es la teoría, que rara vez es igual que la práctica. En teoría, la recuperación económica sería rápida y habría unidad en Europa. Pero la recuperación fue un poco lenta y el mundo se dividió en dos bloques «dominados por las dos potencias resultantes de la Segunda Guerra Mundial: Estados Unidos y la Unión Soviética». La Unión Soviética había participado de la Conferencia, pero no ratificó los acuerdos.
En el lado occidental, en 1957 se fundó la Comunidad Económica Europea (CEE), predecesora de la Unión Europea, que en 1969 encargaba «la elaboración de un programa de unión monetaria». Ya entonces se pensaba en el euro (€), que no fue una realidad hasta enero de 2002. ¿Por qué tardó tanto? «La propuesta presentada en marzo de 1970 quedó afectada por la crisis del sistema financiero internacional desatada tras la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods y echó por tierra el primer proyecto». Un año después, en agosto de 1971, el presidente Richard Nixon lanzaba el Nixon shock, una serie de reformas políticas y económicas que buscaban paliar la crisis y el déficit del gobierno estadounidense, que imprimía e imprmía, provocaba inflación y no alcanzaba a cubrir sus gastos. Como parte de estas medidas, Nixon «acabó con la paridad fija del dólar en oro» y anunció «la suspensión de la convertibilidad y la fijación por el mercado del precio del dólar frente a las demás monedas».
Luego de poco más de un siglo, el patrón oro, nacido producto de la guerra franco-prusiana, y el patrón cambio oro, producto de la Primera Guerra Mundial, murieron en la Guerra de Vietnam.
La historia financiera cambió desde entonces profundamente, y para entender mejor el funcionamiento del dinero hoy (dinero fiat, como el dólar y el euro), recomendamos el paper de la Reserva Federal de Chicago Modern Money Mechanics. Este librito se publicó por primera vez en 1961 y su última actualización fue en 1992. Todas las preguntas que uno tiene quedan respondidas.
Con esto terminamos nuestra revisión de los hitos transformativos de la historia de la banca; en todos observamos guerras e intentos de recuperar la confianza de por medio.
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